Isfahán, la bella Isfahán, la ciudad más bonita de Irán, la dos veces capital del Imperio Persa, una de las joyas de Oriente…Llegamos a Isfahán con las expectativas muy altas y con cierta curiosidad por saber qué es lo que hace tan especial a esta ciudad para haberse ganado tantos elogios y reconocimiento. La ciudad de Isfahán, situada a 350 km de Teherán, es la tercera más grande del país y cuenta con casi 2 millones de habitantes. “Isfahán es la mitad del mundo”, anuncia un antiguo proverbio persa haciendo referencia a su belleza.
Llegamos a Isfahán cuando empieza a anochecer y lo primero que hacemos es ir a visitar la gran plaza Naghsh-i Jahan, también conocida como la plaza de Meidan Eman. El paseo hasta la plaza es de lo más entretenido, pues al caer el sol las calles se llenan de iranís que salen a pasear o hacer las últimas compras del día. Igual que en Teherán, se puede ver gente vestida mucho más moderna, eso sí, siempre con el yihab (pues su uso es obligatorio en todo el país). Al llegar a la plaza Meidan Eman quedamos sorprendidos por sus dimensiones y deslumbrados por su iluminación. Se trata una de las plazas más grandes del mundo, pues mide 508 metros de largo por 160 metros de ancho. Pero lo que realmente llama la atención de este lugar es su actividad. La plaza Meidan Eman es el centro social, comercial, político y religioso de la ciudad. Entre los edificios de esta gran plaza se halla el palacio de Ali Qapu, la mezquita del jeque Lutfallah y la mezquita del Shah. Asimismo, el Gran Bazar de Isfahán también nace en esta plaza central.
A esta hora cientos de iranís se concentran en los jardines de esta plaza. Una de las costumbres de este país son los picnics. Cualquier trocito de césped es un buen lugar para plantar el mantel y comer, merendar, cenar o incluso dormir la siesta. Se ven niños corriendo y jugando a la pelota, jóvenes tomando helados y familias enteras disfrutando de la agradable temperatura nocturna. Hoy ya estamos cansados, pero mañana dedicaremos gran parte de la mañana a explorar todos los rincones de esta plaza…
…Son las 10.00 de la mañana y ya volvemos a estar aquí, en la plaza Meidan Eman, concretamente frente a la mezquita del Shah, también conocida como la mezquita del Imam. Este templo, construido entre los años 1612 y 1630 por el monarca safaví Abbas I, es una de las mezquitas más atractivas de la ciudad gracias a su arquitectura. Su fachada con mosaicos de siete colores e inscripciones en farsi te da la bienvenida a la mezquita con la cúpula más alta de Isfahan. Una vez dentro no te olvides de comprobar el eco y de posar entre las columnas del lugar. Hay también una pequeña exposición sobre las víctimas del terrorismo y un espacio de discusión para que converses con los clérigos. Al pasar por allí uno de ellos nos ofrece unas galletas y nos pregunta de dónde venimos. <<Libre y amistosa discusión con los clérigos, con respeto mutuo y sin prejuicios>>, reza el cartel que invita a que tomes asiento. Todavía tenemos muchas cosas que ver así que debemos declinar la invitación.
Al salir de la mezquita debemos esquivar a varios vendedores de alfombras para seguir nuestro camino hacia la mezquita del Jeque Loftollah, situada en el lado oriental de la plaza.
La mezquita del Jeque Luftallah fue construida por el Shah Abbas I en el año 1615 para ser utilizada como lugar de culto de uso exclusivo de la familia real. Esta mezquita, situada frente al palacio de Ali Qapu, es una de las más bellas de todo Irán. Se accede a la sala de rezo después de recorrer un pasillo oscuro y serpenteante. La decoración de esta pequeña mezquita te dejará boquiabierto. El color azul predomina entre los mosaicos, aunque también destacan tonos verdes, amarillos y rojizos combinados con exquisito gusto. Asimismo, su planta cuadrada queda escondida bajo las ondas de las esquinas. La cúpula de esta mezquita se distingue con facilidad debido a su dominante color amarillo. Un original recuerdo de esta mezquita puede ser una pequeña maqueta que podrás comprar en la tienda situada en su interior.
La tercera visita de la mañana es el palacio de Ali Qapu, también construido por el Shah Abbas I para deleitar a sus visitantes durante el siglo XVII. Su nombre literalmente significa “Gran Puerta”. Desde el talar del palacio las vistas a la plaza y la mezquita del Jeque Loftollah son inmejorables. Desde allí, el rey y sus invitados podían disfrutar de demostraciones de tiro, peleas de animales salvajes, partidos de polo y carreras de caballos.
Al salir del palacio decidimos comer algo en el Bazar y descansar un poco antes de visitar la Mezquita Masjed-e Jāme (la Mezquita del Viernes). Después de nuestro habitual kebab de pollo nos ponemos en camino. Hace mucho calor y la hora no ayuda aunque después de un paseo finalmente llegamos. Se trata de un enorme complejo cuya extensión supera los 20.000 metros y que abarca en su estructura y diseño la evolución del arte y arquitectura islámica desde el año 700 hasta la fecha actual. Es el edificio más antiguo de su estilo en todo Irán y sirvió como patrón para la construcción de múltiples mezquitas en Asia Central. Sus cúpulas abovedadas también supusieron toda una innovación y referente a nivel arquitectónico. Asimismo, el trabajo de ladrillo de esta construcción es admirable. La Mezquita del Viernes es definitivamente una de las paradas obligatorias de Isfahán.
Después de la visita volvemos al hotel a descansar del sol y prepararnos para nuestro paseo nocturno junto al río (o mejor dicho junto a la cuenca del río). Al caer la noche nos dirigimos hacia el puente Se-o-se, un lugar de encuentro social. Familias, amigos y parejas pasean por este puente iluminado que muestra a estas horas todo su esplendor. Dos pisos y 33 arcos forman parte del puente Se-o-se. A sus pies se halla un inexistente río Zayandeh, que escenifica a la perfección los problemas de agua a los que se enfrenta la población iraní. Sin embargo, la oscuridad esconde ahora la cuenca del río y saca a relucir la belleza de sus dorados puentes.