Nuestra siguiente parada es en Kashan, ciudad a la que llegamos en autobús. Se trata de una población situada a unos 230 km de Teherán. Kashan cuenta con casi 300.00 habitantes y es conocida por sus cerámicas de gran calidad (kashi) del siglo 12. Durante la dinastía Safavita, Kashan tuvo también una gran importancia en el comercio de seda y la manufactura de alfombras para la familia real. El mayor atractivo de Kashan son las antiguas casas de mercaderes que se encuentran distribuidas por toda la ciudad, los Hamams (o baños públicos) y el gran Bazar. Asimismo, entrando en el ámbito religioso, se dice también que Kashan fue el lugar de partida de los Reyes Magos hacia Belén.
Nos alojamos en el hotel Eshan, una preciosa y antigua casa histórica reconvertida ahora en un pequeño hotel. Quizá lo más bonito de todo sea el patio central, donde los árboles frutales y las fuentes proporcionan una agradable atmósfera que invita a descansar. La habitación está limpia y su decoración es de lo más pintoresca. Los vidrios de colores hacen que la luz que se filtra a través de ellos cambie de tonalidad. Intentamos no sucumbir a los encantos del hotel demasiado pronto y conseguimos abandonarlo para visitar algunas de las antiguas casas de mercaderes del siglo XIX.
Después de callejear durante un buen rato y perdernos durante otro llegamos a la Casa Histórica de Boroujerdi. Parece ser que ésta fue la antigua residencia de un apoderado comerciante de té. La Casa Histórica de Boroujerdi es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, por lo que es habitual encontrarla plasmada en fotos y postales. Descansar en su patio y admirar los mosaicos y pinturas de su cúpula no tiene desperdicio. Además, ¡la temperatura es más agradable que en el exterior!
La segunda casa histórica que decidimos visitar lleva el nombre de Abbasian. Se trata de una enorme residencia construida en 1893 para la hija de un mercader de alfombras. Sus múltiples niveles, habitaciones, patios y terrazas la convierten en un maravilloso laberinto en el que perderse. Tendrás que estar dispuesto a subir y bajas escaleras para explorar todos los rincones de esta impresionante casa histórica. Las torres de viento harán que el aire corra de forma natural entre las diferentes estancias. Al finalizar la visita decidimos parar a reponer fuerzas en el salón de té de la misma casa Abbasian, un agradable patio en el que podrás disfrutar de una bebida o incluso comer al estilo iraní. Al llegar el camarero nos pregunta la nacionalidad y al responderle nos trae una pequeña banderita que coloca a nuestro lado. También nos recomienda que visitemos los baños públicos Sultan Mir Ahmad, desde donde las vistas a la casa Boroujerdi son inmejorables.
El Hamam Sultan Mir Ahmad bien merece una visita. Su cuidado interior repleto de mosaicos en todos azules hará que vuelvas a sacar tu cámara de fotos, sin embargo, lo más espectacular de estos baños es su tejado, donde podrás pasear entre las bóvedas y para contemplar desde las alturas la ciudad de Kashan.
Como es ya tradición, para finalizar el día nos damos una vuelta por el bazar y completamos nuestra colección de hiyabs. En este país se regatea, aunque con moderación. La moneda de aquí realmente tiene su qué. Los precios están escritos en tomanes y cuando preguntas por el valor de un objeto siempre te dirán el precio en tomanes, sin embargo a la hora de pagar se hace en riales (pues los tomanes no son una moneda física). Para acabar de complicar las cosas el cambio de 1€ es aproximadamente 40.000 riales. Ah y espera, que todavía es más difícil porque los precios están escritos en farsi. Como veis al principio puede ser una auténtica locura aclararse con la moneda, por suerte, por norma general los iranís son gente muy honrada y no tendrás que preocuparte de que te devuelvan mal el cambio o intenten cobrarte 10 veces más de lo que toca (como pasa en otros países).
1€ = 40.000 riales = 4.000 tomanes
Por ejemplo un pañuelo sencillo puede costarte alrededor de 2.5€. Por lo tanto, en la tienda verás escrito 10.000 (tomanes) y el vendedor te dirá “ten thousen” o simplemente “ten”. Pero a la hora de pagar tendrás que darle un billete de 100.000 (riales).
Una buena estrategia para que compruebes por ti mismo que te están dando el precio real es aprenderte del 1 al 10 los números en farsi.
El bazar de Kashan es especialmente interesante, pues paseando por sus calles podrás encontrar varios hamams (antiguos baños públicos), khans (salones de té) y mezquitas. Quítate los zapatos y pide un té y unas pastas acompañado del suave fluir de las fuentes que se encuentran en en los khans de este bazar. Tienes muchas opciones para elegir, pero quizá una de las mejores sea el salón de té Hamam Khan.