Crónica de una noche en el aeropuerto de Doha

Son las diez de la noche y, como muchos otros viajeros, hemos de pasar la noche en el aeropuerto de Doha(Qatar).

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Venimos de Palma de Mallorca (España) y nos dirigimos a Manila (Filipinas), se trata de un largo viaje, por ello hacemos escala en Doha, donde pasaremos la noche esperando a que amanezca y salga nuestro vuelo. Llevamos ya más de siete horas volando, hemos cogido dos aviones y sin embargo todavía nos quedan muchas horas de viaje.

En el aeropuerto de Doha la actividad es constante. Mujeres de mirada penetrante y cubiertas con burka gastan su dinero en tiendas de lujo donde abundan bolsos y perfumes de las marcas más caras. Se puede ver también a hombres de barba y tez morena vestidos elegantemente con sus chilabas blancas. Muchos jóvenes se concentran en las zonas donde hay enchufes, aprovechando la corriente para cargar sus móviles u ordenadores.

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Algunos turistas occidentales se entretienen comparando los precios de los aparatos tecnológicos que están expuestos en las tiendas. De vez en cuando se ven hombres de negocios, trajeados y siempre con prisas, paseando sus preciados maletines.

También es común ver pasearse a las azafatas de Qatar Airlines, con su uniforme granate y el sombrerito a conjunto.

El aeropuerto de Doha conecta cientos de vuelos al día, es una de las principales ciudades donde hacer escala en los viajes largos entre los emiratos árabes. El aeropuerto está habilitado con comercios, restaurantes, una mezquita e incluso un parque para que jueguen los niños.

En las conexiones en las que el pasajero ha de esperar más de seis horas, el aeropuerto le facilita unos vales de comida que puede canjear en los restaurantes.

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Los restaurantes están llenos a esta hora, en ellos se entremezcla la cultura occidental y oriental. Podemos cenar desde una hamburguesa con patatas y Cocacola hasta un tradicional plato de arroz con cordero o pollo muy especiado o un samosa.

A medida que van pasando las horas, cualquier rincón se convierte en una cama improvisada. Existe una Quiet zone, que es una sala habilitada para el descanso en la que los asientos son más cómodos y se debe guardar silencio. Sin embargo ésta es de dimensiones reducidas y algunos ronquidos dificultan el descanso. Por este motivo muchos optan por dormir en la mezquita, incluso en el parque infantil.

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A medida que transcurre la noche, cada vez se nota más el frío.  Habrá quien se ría cuando escuche que pasé frío en Doha, pero así es. Mientras que por la noche en el exterior están a unos 30º, los sitios cerrados tienen el aire acondicionado demasiado fuerte.

Los restaurantes ya están recogiendo y limpiando, cada vez queda menos gente despierta. Las bocas de los viajeros se van abriendo y los párpados cerrando

Son las seis y media, hemos de coger un avión hacia Manila. ¡Hasta otra Doha!

2 thoughts on “Crónica de una noche en el aeropuerto de Doha”

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