Jet lag, lo llaman

–          ¿Es de día o aún es de noche?

–          Acabamos de cenar.

No puede ser, ya estaba apunto de ducharme y bajar a desayunar.

Intento seguir durmiendo. Pasado un rato lo consigo.

Después de unas horas, que fueron más en mi mente que en la realidad, me volví a despertar. Ahora ya si que debe de ser la hora de desayunar, pensé. Pero no. Eran las 2:00 am. Intenté dormirme otra vez, aunque sin mucho éxito. Di la vuelta una y otra vez. Hacía mucho calor. No podía pensar en nada, solo en que no podía dormir y aun quedaban muchas horas para poder levantarme. Jet lag, sonaba en mi cabeza. No tenía sueño, solo quería que pasaran las horas rápidamente. No se me ocurría qué podía hacer. Quizá sería una buena idea ir a ducharme y esperar a que amaneciese. Sin embargo, si me levantaba aun sería más difícil volver a coger el sueño, yo confiaba en poder dormirme otra vez. Había soñado que estaba esquiando en los Alpes. Intenté pensar en la nieve y me imaginé con unos esquís en los pies. Quizá si me ponía en situación podía continuar con el sueño. Pero no funcionó.

De repente empezó a sonar un ruido, cada vez era más potente y yo no conseguía identificarlo. Me asusté. Lo primero que pensé fue en un tornado o algo del estilo, parecía un viento muy fuerte. Salí al pasillo del hotel a ver si alguien más estaba despierto, y asustado, para que engañarnos. No había nadie, no podía entenderlo ¿Cómo podía haber alguien durmiendo con un ruido así?

Sonaba como si estuviéramos debajo de una cascada, y en efecto, era agua. Abrí la ventana. Una tormenta tropical empapaba las calles de Manila y golpeaba con fuerza el techo del hotel Casa Bocobo.

–          ¿Qué es ese ruido?

–          Es lluvia – contesté.

Tenía hambre. Y ahora aún era más difícil conciliar el sueño. Abrimos el chocolate y lo comimos en silencio, escuchando la lluvia como una cascada que caía sobre nosotros, yo tan despierta y él medio dormido.

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