Son las cinco de la tarde y está ya oscureciendo cuando entramos por la puerta del camping. Aparcamos la caravana en la entrada y nos dirigimos a la recepción. No hay problema para encontrar sitio pues nos encontramos en temporada baja, es invierno. Pagamos por la estancia y además decidimos comprar el servicio de internet a pesar de los 5 dólares que cuesta por día Nos han dado el número 6, bien, está cerca de las “facilities” del camping, es decir, la cocina, los baños y la sala de estar. Aparcamos nuestra casa en el sitio que nos han asignado y la conectamos a la batería externa del camping. En todo el recinto sólo hay un par de caravanas más
A nuestro lado tenemos otra compañera Apollo. Decidimos explorar un poco el camping. Los baños son sencillos pero están limpios, la cocina está bien equipada y en la sala común hay sofás y una gran televisión. Son casi las 6, hora de cenar. Por la tarde hemos parado en un Countdown para hacer la compra así que tenemos muchas provisiones. Los grandes supermercados por los que hemos pasado merecen, sino más, una mención. En ellos puedes comprar un kilo de tomates por 9 euros o uno de naranjas por 5. Sin embargo, si no te importa comer kiwis, éstos tienen un precio un poco más asequible. En general, todo es muy caro en este país, pero nos sorprende especialmente el precio de la comida. Por otro lado, en los supermercados, la mayoría de gente va particularmente descuidada, como de andar por casa o peor: con batas, zapatillas y pelos de recién levantado. Además, muchos de ellos llevan shorts y camiseta de manga corta y no es raro encontrarse con gente descalza. En el Countdown llenamos el carro hasta arriba así que la hora de la cena no debería ser un problema.
Decidimos hacer unas albóndigas con tomate ya que, dentro de los precios de aquí, la carne no es especialmente cara. De primero, por supuesto, nos comemos una sopa para entrar en calor. Cuando las albóndigas ya están casi listas, entra en la cocina un grupo considerablemente grande de chinos. Lo cual, no es de extrañar pues nos hemos encontrado con bastantes asiáticos a lo largo del viaje, supongo que debido a la proximidad. “Tiene buena pinta. ¿Cómo se cocina?”, nos pregunta uno de ellos. Se lo explicamos encantados y bromeamos acerca de la incorporación de un nuevo plato en los restaurantes chinos: ternera al estilo español.
Al terminar de comer, toca fregarlo todo, recogerlo e irse a dormir nada más acabar. En la caravana son necesarios dos edredones y un jersey para acostarse más o menos caliente.
A las siete de la mañana del día siguiente ya estamos en pie, incluso antes que el sol. Este es el momento más duro del día: salir de la caravana y atravesar corriendo la distancia que separa nuestra casa con ruedas del baño del camping. Por desgracia, esta noche ha hecho mucho frío y el suelo está totalmente helado, la suerte es que los baños se encuentran cerca. Una vez en la ducha empieza a sonar música. En muchos campings es normal, tienen la radio encendida en los lavabos. Después de una reconfortante ducha de agua caliente volvemos a la cocina a desayunar. Tostadas, café, zumo, galletas y ya estamos listos para empezar un nuevo día.