Manila, la capital de Filipinas, se encuentra en la isla de Luzón. Se trata de una ciudad grande, sucia y algo destartalada. Por esta caótica ciudad circula el río Pásig, cuyas aguas son grises y en ellas nadan miles de desperdicios. Manila es desordenada, los coches pitan a todas horas y por cualquier motivo.
La humedad, como en la gran parte de países asiáticos, se te pega al cuerpo y no te abandona durante todo el día. La pobreza de sus calles queda contrastada por los grandes centros comerciales, donde abunda la comida basura: Mcdonals, Burguer Kings, Greenwichs, Pizza Huts… ¡Cabe todo tipo de comida rápida!
En Manila las distancias son grandes y los taxis baratos, sin embargo deberás pelearte con el conductor para que acceda a ponerte el taxímetro y no te cobre lo que se le antoje. Es una ciudad sin demasiado valor turístico, de hecho, es raro encontrarse con turistas, y lo es más aun, que estos sean occidentales.
Las filipinas fueron unas de las últimas colonias españolas, pertenecieron a España hasta el 1898, por lo que no es de extrañar que queden vestigios de la cultura española en estas tierras. Uno de los lugares más representativos y de interés de la ciudad de Manila es la zona de Intramuros, que delimita las antiguas murallas construidas por los españoles para proteger la ciudad.
Toda esta zona quedó destrozada después de la segunda guerra mundial, no obstante, aún se pueden visitar algunos puntos como por ejemplo el fuerte Santiago, donde estuvo prisionero hasta su ejecución uno de los héroes filipinos que promovió con más fuerza la independencia del país: Pepe Rizal. También se visita la iglesia de San agustín, patrimonio de la humanidad. Es curioso que se vean iglesias y no templos. La religión católica es también otra de las huellas que dejó España en este país.
Dejando atrás la cultura española, y siguiendo con los lugares de interés de la ciudad de Manila, nos encontramos con el barrio chino. En él se entremezclan olores y colores intensos. Gente que va y viene. Tiendas de oro y joyas que buscan dependientas. Puestos de comida frita o de frutas exóticas y hombres que arrastran carretillas llenas de cajas. También hay tiendas de cómics y baratijas varias. Es una zona animada para dar un paseo, eso sí, bastante sucia y descuidada.
Manila es, pues, una ciudad algo caótica y contaminada en la que se entremezclan culturas y niveles de vida ya que hay unos contrastes muy acentuados entre los más desfavorecidos y los que viven dignamente. Por otro lado, es un lugar donde sus habitantes son muy serviciales y siempre atienden con amabilidad. “Good morning sir” “Good morning mum”, oirás cada mañana.