Nesebar y Sozopol: dos ciudades bañadas por el mar Negro

Llegamos al aeropuesto de Burgas cuando ya había anochecido y cogimos el coche de alquiler con bastante recelo porque no conocíamos la zona y encima llovía. Las indicaciones de Google Maps no nos servían porque no reconocía los nombres de las calles en búlgaro. Era algo así como: “Continúe tres kilómetros por… [silencio]”, “Gire a la derecha por…[silencio]”. Gracias, Google. 

Después de una hora dando vueltas por una zona residencial muy mal iluminada y de haber intercambiado diez llamadas y varios correos electrónicos, por fin conseguimos encontrarnos con la persona que gestionaba los apartamentos. Nosotros le pedimos explicaciones y el hombre todo extrañado señaló a un minúsculo cartel medio escondido detrás de unos matorrales donde estaba escrito el nombre de los apartamentos, sí, pero solo en Cirílico

Llegamos agotados así que fuimos directos a la cama. Los próximos dos días nos esperaban dos ciudades costeras con muchísimo encanto: Nesebar y Sozopol. 

Un día en Nesebar: la ciudad más bonita de la costa búlgara

Aprovechamos la mañana para descansar y darnos un baño en la piscina y llegamos a Nesebar a la hora de comer. 

No pudimos estar más agusto que en la terraza del restaurante Plakamoto, con vistas al mar y bajo una higuera, disfrutando de los tomates más ricos que hemos probado nunca.  ¡Esto sí que es empezar bien!

Esperando a nuestra comida en el restaurante Plakamoto
Disfrutando de las vistas
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La ciudad de Nesebar fue fundada por los griegos y se convirtió rápidamente en un próspero puerto comercial, sin embargo, con la subida del mar Negro hace ya más de 2000 años, todos los templos y edificios quedaron sumergidos, así que poco puede intuirse hoy en día de esos orígenes griegos. 

Actualmente, Nesebar es famosa por sus iglesias bizantinas (construidas entre los siglos V y VI) y por el buen estado de conservación de éstas. Estas iglesias contrastan con las casas señoriales construidas por mercaderes búlgaros durante el siglo XIX y también con las tiendas de souvenirs que se encuentran en cada esquina. 

Casas señoriales de mercaderes búlgaros
Casas señoriales de mercaderes búlgaros
Vistas al mar negro
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Recorrimos Nesebar a pie y como no hacía muy buen tiempo pudimos escapar de la oleada de turistas que normalmente se encuentra en la ciudad. Hicimos fotos, aprovechamos para comprar imanes y paseamos junto al mar. 

Iglesias Bizantinas
Iglesias Bizantinas
Iglesias Bizantinas
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Ya de cara al atardecer dejó de llover y esto hizo que las calles se llenaran de gente, pero también de músicos y de vitalidad. Mi último recuerdo de esta ciudad patrimonio de la humanidad es despedirnos de ella, dejando atrás su molino de viento mientras el sol se iba escondiendo a lo lejos. 

La ciudad de Nesebar llena de vida
La ciudad de Nesebar llena de vida
La ciudad de Nesebar llena de vida
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Aquella noche no teníamos ya más ganas de salir, así que compramos unas pizzas y nos las comimos en nuestro apartamento de Burgas. 

Visita a Sozopol, baño en el mar Negro y paseo por Burgas

Un nuevo día, un nuevo destino. Y es que aquella mañana tocaba visitar la ciudad de Sozopol. A nosotros nos recordó mucho a Nesebar, por su historia y arquitectura, pero sin llegar a ser tan bonita. 

Calles de Sozopol
Calles de Sozopol

Dimos una vuelta por el centro comercial, también de adoquines y casas construidas en piedra y madera, aunque en seguida se nos hizo la hora de comer. Aprovechamos entonces para ir a la zona del puerto y pedir marisco en uno de los restaurantes del paseo. 

Puerto de Sozopol
Puerto de Sozopol

Todavía no nos habíamos bañado en el mar Negro y como Sozopol tenía playa pensamos que podía ser una buena oportunidad para nosotros. Lo cierto es que la playa de Sozopol no es nada del otro mundo, pero un bañito en mar siempre sienta bien. 

Plaza de Sozopol
Plaza de Sozopol

Para acabar el día volvimos a Burgas, que para nosotros había sido nuestro campamento base para visitar la zona. Habíamos leído que era una ciudad sin mucho interés pero que el paseo marítimo era agradable, así que fuimos a comprobarlo por nosotros mismos. Estuvimos caminando hasta cansarnos y al final acabamos cenando en uno de los chiringuitos de la playa. 

Al día siguiente volvíamos a salir en ruta así que tocaba descansar. El itinerario era desde la costa del mar negro hasta Sofía, parando en varios lugares de interés. 

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