Llegamos a Tabriz en avión desde Mashad y pasamos en la ciudad un solo día. Sería lo más al norte de Irán que estaríamos y, por lo tanto, uno de los sitios más frescos. Sí que es cierto que en todos los lugares hay cosas que visitar pero en este viaje la parada en Tabriz fue posiblemente una de las de menor interés turístico.
El hotel al que queríamos ir estaba cerrado así que al final tuvimos que buscar una alternativa. Una vez hecho el check-in, dejamos las maletas y fuimos a explorar la ciudad. Uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad es la muralla, también conocida como Arg (Ciudadela). Aunque de ella solamente queda una enorme puerta. Esta colosal pared que resiste al paso del tiempo había formado parte de la mezquita Masjed-e Shah, una de las mayores construcciones de ladrillo realizadas. Fue edificada en el siglo XIV por el ministro iraní Ali Shah, aunque cuatro siglos más tarde fue reconvertida en una ciudadela. Hoy en día, la puerta que permanece en pie nos da una idea de las dimensiones que podía tener la mezquita original. La visita es rápida, pues consiste en una parada breve y algunas fotos.
Seguimos la ruta por la ciudad hasta llegar a la mezquita azul (Masjed-e Kabud). Compramos una entrada, recibimos un ticket para las ruinas de Persépolis y accedimos con él. En Irán nos pasó más de una vez que nos dieran una entrada para otro monumento. El primer día se nos quedó cara de tontos, pero las siguientes veces ya estábamos preparados. La mezquita azul tiene más atractivo por fuera que por dentro, ya que todavía se encuentra en proceso de reconstrucción y está muy deteriorada. El azul intenso de las paredes queda por lo tanto algo deslucido. Después de las auténticas obras de arte vistas en Isfahan o Shiraz esta mezquita nos sabe a poco. Al salir, descansamos un rato en el parque de al lado y tomamos algunas fotos desde fuera.
Todavía nos faltaba por ver uno de los grandes atractivos del lugar: su gran bazar. Antes de llegar paseamos un rato por las calles peatonales que ofrece Tabriz y disfrutamos del ambiente moderno de la ciudad.
El bazar de Tabriz data del siglo XV y ha sido declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. No obstante, su aspecto y productos no distan mucho del resto de bazares que ya hemos visitado. Aun así, siempre es agradable dar una vuelta por las distintas callejuelas y ver como los locales compran en los diferentes gremios. Nosotros aprovechamos para comprar algunos tés y también un poco de azafrán.
Después de la visita al bazar no tardamos en volver al hotel a descansar. Al día siguiente cogeríamos un autobús hacia Qazvin, nuestro último destino del viaje antes de regresar a Teherán.